En Quito, la Carita de Dios de Sudamérica, se resguardan tesoros de más de 500 años. A través de estos tesoros, contamos nuestra historia y conservamos nuestro nombre.
Quito, una joya del país, una reliquia de la humanidad, espera no perder la batalla contra su mayor enemigo: el mismo que envejece al ser humano y pasa por encima de las cosas, reduciéndolas a pequeños trozos de una memoria que algún día fue materia erigida. Tan firme y deslumbrante que, al final, solo quedan recuerdos.
Sin embargo, existen héroes que, con su sabiduría y manos hábiles, impiden que el tiempo se lleve las joyas de nuestras manos.