En septiembre de 1978, en Washington, se celebró una reunión importante donde se decidieron las primeras inclusiones en la Lista de Patrimonio Mundial. De las propiedades evaluadas, el Centro Histórico de Quito fue el primero en ser nombrado Patrimonio Cultural de la Humanidad. Este reconocimiento destacó a Quito entre los otros sitios del mundo que también fueron incluidos en la Lista, al ser un símbolo de valor universal y excepcional.

en la Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco.
Foto tomada del sitio web del
Instituto Metropolitano de Patrimonio
Ser el primer patrimonio ha sido, y es una motivación para resaltar la importancia de preservar y compartir su legado a generaciones futuras. Con la combinación única de culturas prehispánicas, incas y coloniales, el Centro Histórico es un testimonio vivo de la interacción armoniosa del ser humano y la naturaleza, una contribución significativa al arte universal.
Asimismo, tener el prestigio de ser un tesoro de todos los pueblos del mundo también implica cumplir con grandes responsabilidades. Los países que han inscrito sus propiedades en la Lista de Patrimonio Mundial están obligados a protegerlos, conservarlos y restaurarlos. Esto significa que el Estado dueño del patrimonio debe hacer todos los esfuerzos posibles para cuidarlo, utilizando sus propios recursos, y de ser necesario, buscar ayuda internacional.
Teresa Pascual, arquitecta con máster en Centros Históricos y Rehabilitación en Patrimonio Edificado, asegura que desde el momento de la declaración como patrimonio mundial, el Ecuador asume una gran responsabilidad con el mundo. «El patrimonio no es tuyo porque le pertenece a la humanidad y tienes la obligación de custodiarlo», afirma.
Mostrar a los ciudadanos y a las comunidades internacionales que Quito fue la primera ciudad declarada como Patrimonio Mundial es una forma de celebrar y valorar su rica herencia.