¿Qué significa ser un restaurador? En palabras de los profesionales, un restaurador no se trata de ser un artista o un artesano, porque la formación que ha recibido en la universidad le permite tener un enfoque científico para una correcta intervención. Un restaurador es un profesional altamente capacitado que ha recibido la formación completa en diversas áreas de conocimiento para poder intervenir adecuadamente en obras patrimoniales de arte.
En otras palabras, podría decirse que debe convertirse en un todólogo para hacer un trabajo adecuado. Esta formación incluye conocimientos en química, historia del arte, biología, fotografía, técnicas de restauración, entre otros. Además, el restaurador llega a especializarse en campos específicos, como pintura mural, escultura policromada, metales, o pintura en caballete para realizar distintos trabajos que se ajusten a su área estudiada.
Frecuentemente, se maneja la comparación de un restaurador con un médico. Antes de proceder con alguna intervención en una obra, se debe realizar un diagnóstico para evaluar su estado de salud para, posteriormente, definir cual será su tratamiento, el tiempo estimado de la recuperación y el costo del trabajo.
La profesión exige que el profesional actualice conocimientos sobre nuevas técnicas, materiales y tecnologías para garantizar una mejor protección en las obras y mantener su calidad. En otras palabras, estar siempre dispuesto a aprender. Asimismo, ser restaurador significa enfrentarse a peligros debido a la manipulación de productos tóxicos, la exposición a químicos por horas, trabajos en altura y la posibilidad de incendios. Incluso el riesgo de dañar una obra patrimonial puede conllevar a la consecuencia de recibir una sanción.

de la fachada del Carmen Alto.
Imagen Crédito Cortesía: Instituto Metropolitano de Patrimonio
Aún así, aunque la profesión demanda rigurosidad y mucho compromiso en el aprendizaje y la ejecución, para los profesionales significa tener la fortuna y el honor de estar en contacto directo con reliquias antiguas de la historia de la ciudad de Quito, así como la satisfacción de ver el esfuerzo reflejado en las obras restauradas.

Imagen Crédito Cortesía: María Soledad Montalvo
«También la parte emotiva es muy fuerte con ciertas obras. Tuve la oportunidad de hacerle la limpieza a la imagen de Jesús del Gran Poder. Fue muy emotivo porque hay obras que tienen una carga histórica o una carga devocional tan fuertes como esa, que realmente intimida. Te sientes tenso porque sabes que lo que tienes en tus manos no es solo una escultura. Fue una de las obras más lindas que pude intervenir», expresa la restauradora, María Soledad Montalvo.
Ser restaurador, no es para cualquiera
Para ser restaurador se necesita de cierta aptitud para involucrarse en la protección del patrimonio, es decir, es una profesión que demanda una formación exigente que no cualquiera podría estar dispuesto a comprometerse. No solo implica la voluntad de realizar un arduo trabajo sino que demanda, según la restauradora, Margarita Pavón, una innata vocación.
La aproximación a la cultura y a la restauración de arte a menudo surge de influencias familiares o de haber escuchado, por casualidad, el término de restauración o el término restaurador. Estas circunstancias no son comunes para todos, lo que asegura que no se presente un gran número de personas que consideren esta carrera como una opción de estudio. En otras palabras, se requiere de un trasfondo tanto cultural como personal para tener interés en este campo, algo que no todos lo han vivido.
«¿Por qué decidí ser restaurador?«
A continuación, se escuchará desde la voz de los profesionales las circunstancias personales y los motivos que los llevó a convertirse en un Guardián del Pasado.

Ana Isabel Villalba
Graduada en Restauración y Museología en la Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE) en 2006. Cuenta con una pasantía en Restauración en Arte Contemporáneo en Chile y en Ecuador se desarrolló en Restauración de pintura de caballete y pintura mural.
Edgar Santamaría
Edgar Santamaría es un destacado restaurador que inició su formación en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Central del Ecuador.
Tras obtener su título en Bellas Artes, Edgar decidió aplicar para formar parte del proyecto Ecuador – Bélgica en 1986, donde contribuyó en la conservación y restauración del convento de Santo Domingo. Posteriormente, se especializó en Escultura Policromática en Bruselas gracias a una beca obtenida a través del proyecto.
Actualmente, se encuentra jubilado desde el 2021.


Sonia Merizalde
Sonia Merizalde es restauradora y museóloga de profesión, formada en la Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE) en 1996. Cuenta con 33 años de experiencia. Posee una especialización y una maestría en gestión documental y archivos. Además, se especializa en conservación de documentos y pintura en caballete. Actualmente, trabaja en el Archivo Metropolitano de Quito como responsable de archivo y es miembro fundador de la Asociación Ecuatoriana de Archiveros (AEA).
María Soledad Montalvo
María Soledad Montalvo se formó como restauradora en la Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE) en el año 1997 y cuenta con 25 años de experiencia en el campo. A lo largo de los años, ha ido optando por la restauración de obras de arte, especialmente, en escultura colonial, pintura mural, mobiliario y papel. Sin embargo, su verdadera pasión es la restauración de pintura de caballete, como cuadros de la época colonial y contemporáneos.


Patricia Rodríguez
Patricia Rodríguez se formó inicialmente como licenciada en Química Analítica, profesión que combina perfectamente con su licenciatura, restauradora y museóloga, por la Universidad Tecnológica Equinoccial en el 2016. Actualmente, se desempeña como técnica en el área de conservación y restauración de la unidad de patrimonio del Centro Cultural Metropolitano.
Margarita Pavón
Margarita Pavón posee la licenciatura en Restauración y Museología de la Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE) en el 2006. Posee una especialización superior de Historia del Arte y Museos, y Patrimonio histórico. Cuenta con 20 años de experiencia en el ejercicio de la restauración y ejerce su profesión como perito de Bellas Artes y del Consejo de la Judicatura.


Ana María Mendoza
Ana Mendoza es graduada en Restauración y Museología en la Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE) en el año 2000. Al inició, se dedicó a la restauración de pintura mural, escultura y maderas. Más adelante, Ana se inclinó hacia la preservación del patrimonio documental en soporte papel y la archivística. Actualmente, es la coordinadora de los Archivos Presidenciales del Centro Cultural de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, donde se encarga de la gestión y conservación de los acervos que allí se custodian.