Luego de 35 años (1983-2018), la Universidad Tecnológica Equinoccial de Quito dio fin a la incesante formación a jóvenes amantes de la cultura del país, de Quito y de su patrimonio. La formación integral que ofrecía era sustancial e imprescindible para capacitar a los estudiantes en la protección de las reliquias de Quito, asegurando así una práctica adecuada.
Este exhaustivo proceso educativo garantiza que no existan riesgos en las intervenciones y protege la salud de quienes las ejecutan. Aunque la carrera de la UTE adquirió gran renombre, incluso a nivel internacional, desafortunadamente hubo factores importantes para proceder a la clausura, entre ellos, la baja matriculación. Esta situación refleja una amplia problemática en la continuidad de la profesión y en el ámbito de las intervenciones adecuadas en algo tan delicado como el patrimonio.
¿Qué opinan los restauradores?
Su preocupación es notable al observar que cerró la única posibilidad de formar nuevos profesionales, ya que la responsabilidad de custodiar un bien, únicamente se lo asignan a quién posee estudios completos para evitar cualquier daño. La restauradora y especialista en pintura de caballete, María Soledad Montalvo explica que la carrera fue cerrada principalmente por razones económicas al no atraer suficientes estudiantes dispuestos a matricularse: «Era una carrera que la universidad subvencionaba, pero con el tiempo, y ante los cambios y disposiciones en las universidades, se vio que no era rentable«.
Esta situación ha sido un problema constante durante el tiempo de su función en la universidad, además contribuyó a que se convierta en un área educativa poco reconocida entre las opciones académicas. Ahora bien, podría deberse a la poca difusión comunicativa de esta formación académica, impidiendo a la población tener un acercamiento a esta carrera y, por lo tanto, no optar por ella.
Los medios de comunicación juegan un papel importante cuando se trata de construir la imagen de un individuo o de una realidad. En este caso, se ha dado una imagen incompleta y superficial de la restauración de los bienes patrimoniales y de los profesionales, enfocándose solo en resultados visibles como la restauración de templos y edificios, en lugar de resaltar el proceso y la importancia del trabajo del restaurador. Además, la difusión inconsistente conlleva a la desconexión entre la población y el campo de la profesión y los profesionales, sugiriendo una subestimación del trabajo para la protección del patrimonio cultural.
Parte del cambio de percepción hacia la formación se debe al tipo de motivación de estudiantes y profesores. El restaurador, David Santillán, indica que «se perdió la finura, la delicadeza y el interés por conocer la profundidad de las obras. La gente dejó de estudiar y capacitarse para la intervención del patrimonio. Y se hizo más superficial».

demuestra cómo la educación adecuada es fundamental para desarrollar las habilidades necesarias
para la intervención de obras de manera efectiva.
Imagen Crédito Cortesía: Ana Isabel Villalba
Décadas atrás, hubo el boom de la restauración con gran interés en la contratación pública y en la ejecución de proyectos, sin embargo, según Santillán, empezó a priorizarse intereses económicos, perdiendo el enfoque profundo en la historia y la filosofía detrás de las obras de arte.
La restauradora y magister en Archivística y Gestión Documental, Sonia Merizalde, también agrega que en la década de los 90, la restauración tuvo su momento dorado, teniendo una alta demanda de profesionales y una formación intensa, gracias a la colaboración de profesores especializados en el extranjero. Sin embargo, con el paso del tiempo, ex alumnos sin suficiente experiencia en la práctica se dedicaron a la enseñanza, disminuyendo la calidad del estudio y afectando la preparación de nuevas generaciones de restauradores.
«Nuestra experiencia en este sentido supera lo que las nuevas generaciones han estudiado o experimentado. Cuando nosotros salimos de la universidad en 1996, ya dominábamos todas las técnicas y teníamos un amplio conocimiento, algo que las nuevas generaciones estaban lejos de alcanzar», añade.

Imagen Crédito Cortesía: Juan Bermeo
La protección de la ciudad enfrenta una crisis profunda por las nulas posibilidades de estudio. Juan Bermeo, restaurador con Doctorado en Estudios Avanzados en Conservación y Restauración de Patrimonio Histórico Español, indica que esto conlleva a que, en el futuro, los trabajos de conservación y restauración serán manejados por personas sin la preparación adecuada, terminando en una intervención deficiente, tratamientos inadecuados, y en el peor de los casos, la pérdida irreparable de bienes patrimoniales, en otras palabras, la memoria histórica y cultural.