Imagina caminar por los mismos senderos que cruzaron tus ancestros. Levantar la vista al cielo y encontrarte con la descomunal estructura de una iglesia, con su interior hecho de piedra y de oro donde se refugian los santos y el Todopoderoso. Tienes frente a ti una imagen cuyos colores te estremecen, aunque los siglos le pasaron por encima. Caminar frente a las casas de personajes que los libros sus nombres pronuncian cuando se habla de la libertad y el progreso de tu ciudad, observar sitios que todavía se mantienen en pie y ver en ellos algo más que simple materia: el pasado y la historia de tu pueblo.