Su fundación se remonta en el siglo XVI sobre las ruinas de una ciudad inca, donde se establecieron edificaciones con fines religiosos como los monasterios de San Francisco y Santo Domingo e iglesias como La Compañía de Jesús, El Sagrario y La Catedral Primada de Quito, sitios que resguardan una amalgama de otras creaciones únicas de la época desde su fundación: pinturas, retablos, esculturas, vitrales, entre otros, con el uso de materiales como la piedra, cal, barro y madera.
El patrimonio de Quito es muy extenso y cuenta con miles de objetos como una clara muestra de su producción digna de ser preservada.
Quito, Patrimonio Cultural de la Humanidad

que resguarda memorias inolvidables (Imagen de Google Earth).
El Centro Histórico de Quito posee una belleza singular por sus diseños arquitectónicos que albergan la antigüedad de su historia y su relación con la naturaleza en una altitud de 2.850 m. Es el casco histórico mejor conservado y menos modificado de las tierras hispanoamericanas a pesar de los múltiples fenómenos naturales y cambios influenciados por la modernidad que han amenazado su integridad.
«Todo lo que vemos en las iglesias es un bagaje histórico y como responsables tenemos que seguir manteniéndolo, porque el patrimonio de Quito es riquísimo. En cierta manera, yo me siento identificado con el patrimonio de mi país», comenta el restaurador Edgar Santamaría.
Quito fue declarado, por la Unesco, como el primer Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1978, resaltando frente al mundo por su autenticidad y valor universal. El fundamento de este reconocimiento se basa en el estilo extraordinario de la ciudad, donde se ejemplifica el arte barroco quiteño, también conocido como Escuela Quiteña, llamado así por su singular mezcla de influencias de arte español, italiano, morisco, flamenco e indígena, así como otros movimientos, tales como el renacentista y el manierismo, dejando una huella significativa en el arte universal.
El mejor ejemplo de arquitectura barroca adaptada al continente americano, es la Iglesia de La Compañía de Jesús. Su apariencia auténtica resalta por ser esculpida en piedra volcánica y porque su construcción se extendió por más 160 años. Afuera y dentro de ella se exhiben los estilos arquitectónicos y artísticos más distintivos: morisco, neoclásico y, por supuesto, el barroco.

La Escuela Quiteña surgió en respuesta al objetivo de educar y potenciar las habilidades en las artes y en el manejo de herramientas agrícolas y construcción de la población indígena y mestiza para, posteriormente, proceder a elaborar objetos fuertemente vinculados al sentimiento religioso que simbolizaban los intereses y políticas eclesiásticas de la época.
El expediente de candidatura para nominar al Centro Histórico de Quito como parte de la Lista de Patrimonio de la UNESCO, indica que durante tres siglos la ciudad experimentó un desarrollo urbanístico notable, conservando hasta el día de hoy gran parte del trazado urbano diseñado en 1734 por Dionisio Alcedo y Herrera, presidente de la Audiencia. Este legado lo convierte en el centro histórico mejor preservado de América Latina, un testimonio vivo de la continuidad histórica y cultural que sigue fascinando a visitantes de todo el mundo.

(Archivo General de
Indias, Sevilla)
Centro Histórico actualmente (Google maps)
La rica herencia cultural y artística, junto con su
estado de conservación, hace que el Centro Histórico de Quito
sea de gran relevancia para el mundo,
ofreciendo una vista única de la mezcla cultural
y la historia de América Latina.
Quito: un tesoro nacional
El patrimonio no es solamente aquello que abraza el pasado colonial, sino los objetos u obras que han sido creadas en representación de épocas precedentes y posteriores a la América española.
A diferencia de la declaración de la UNESCO, que se centra únicamente en el casco colonial, Quito también está considerado como un patrimonio nacional desde 1984. Esta distinción toma en cuenta también los tesoros tangibles de la época de los aborígenes y de la República, muchos de los cuales salen de las delimitaciones del Centro Histórico y tienen relevancia para todo el Ecuador.
Para reconocer a ciertos bienes como patrimonio nacional se debe cumplir con ciertos requisitos dictados por la Ley Orgánica de Cultura del 2016: bienes arqueológicos como aquellos que se encuentran sepultados bajo tierra; bienes muebles que tienen al menos cien años de antigüedad y los bienes inmuebles construidos antes de 1940.
Los hallazgos de piezas arqueológicas de las culturas aborígenes son la evidencia viva de las antiguas organizaciones sociales y culturales antes de la llegada de los incas y los españoles, siendo una referencia del inicio del desarrollo de expresiones culturales que se han ido transformando a lo largo del tiempo.
A partir de la Independencia del Ecuador, surge un nuevo patrimonio cultural que enseña una etapa de evolución y construcción de una identidad propia nacional. Los nuevos edificios, monumentos y otras obras de arte son la representación de los cambios culturales y políticos que experimentó el país. Principalmente, estos cambios se vieron reflejados en los bienes situados en Quito.
A través del patrimonio nacional, se marca el registro de la historia del Ecuador hasta extenderse a los años posteriores, mostrando cómo el país pudo transformarse desde la etapa aborigen, la colonial, hasta llegar a ser un país independiente.

representa un nuevo estilo artístico de la época de la República
(Foto tomada en el Museo Jacinto Jijón y Caamaño de la PUCE).
Franklin Cárdenas, Director Ejecutivo del Instituto Metropolitano de Patrimonio, afirma que las herencias artísticas reflejan la riqueza cultural y el dinamismo de nuestra sociedad.
El legado de Quito fue transmitido de generación en generación gracias a que los artesanos locales no solo intervenían en los sitios religiosos, sino que se inclinaron hacia el ámbito privado como la intervención en casas particulares, mediante la combinación de influencias de las mencionadas corrientes europeas y de sus propias tradiciones artísticas con raíces precolombinas, dando lugar a un estilo único y duradero hasta nuestros días.